Los refugiados sirios que nunca llegaron a la UE: «Estamos cansados de estas condiciones»

Apenas 20 kilómetros separan esta porción de tierra a medio asfaltar en la que se levantan decenas de tiendas y la frontera con Siria. Su país, aquel del que huyeron, está detrás de las montañas que se dibujan en el horizonte bordeando el valle de Bekaa, al este de Líbano. Varios niños corretean por el camino polvoriento que da acceso a este asentamiento en el que sobreviven unas 120 familias refugiadas. En el interior de la tienda de lona y madera de Fátima, una pequeña cabeza, la de su hijo menor, asoma entre las mantas mientras descansa tranquilo en el suelo. Llevan cuatro años aquí.

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